Conociendo mínimamente los ciclos orbitales de los planetas o los que conforman entre sí, los ciclos mayas no definen ningún ciclo de ningún astro, ni siquiera del planeta Tierra. En tanto que los ciclos mayas expresan periodos no basados en el año terrestre o tan largos periodos de tiempo y están íntimamente relacionados con la Galaxia y su Núcleo fuente de la Energía cósmica, es posible y deducible que describan longitudes de onda de esas energías y que sean de proporciones mucho mayores a las ondas de radio "captadas" por el hombre a través de "sensibles" máquinas como radios y radio-telescopios. Tales ondas son sonoras y por eso las escuchamos a través de un aparato de radio, mientras que las ondas que percibimos directamente a través del cerebro son sonoras y luminosas: sonido y luz o "audio y vídeo". Los aparatos de recepción de ondas de radio captan longitudes desde 1 milímetro hasta 100 mil kilómetros.
Toda onda tiene una longitud mensurable llamada "longitud de onda". Los científicos de la ciencia Física, mediante los correspondientes aparatos, pueden medir las ondas electromagnéticas que el cerebro percibe como impresiones imaginarias que nosotros llamamos "colores", y han hallado que tienen un ancho entre 400 nanómetros (nm = mil millonésima parte de 1 metro) como la luz violeta, y 700 nanómetros como la luz roja.
Las ondas sonoras que el cerebro humano puede percibir miden entre 2 cms y 17 metros. Las ondas de radio pueden llegar a tener cientos de kms de longitud. Pues bien, la longitud de onda del ciclo maya más corto (UINAL) sería incomparablemente mayor, de millones de kms.
Los ciclos mayas traducidos en kines/días y años son:
- UINAL: 20 kines/días
- TUN: 18 Uinales = 360 kines
- KATUN: 20 Tunes = 7.200 kines (19.7 años)
- BAKTUN: 20 Katunes = 400 Tunes = 144.000 kines (394.2 años)
- Gran Ciclo o Cuenta Larga: 13 Baktunes = 260 Katunes = 5200 Tunes = 1.872.000 kines (5.125 años).
Es posible que los mayas, al expresar los ciclos en kines (días) se referían al ancho de esas ondas galácticas de modo que podrían haber conocido sus longitudes y les dieron un nombre identificativo y descriptivo. (Es como llamar "minuto" a "60 segundos" o "hora" a "60 minutos"). Tales ciclos se expresan en días, que es una unidad de tiempo, aunque realmente se refieren a espacio, distancia medible en millones de kms. Lo mismo ocurre con el concepto "año luz", que teniendo nombre de unidad de tiempo (año) mide una distancia de billones de kms (la que la luz recorre en 1 año, equivalente a 800 sistemas solares). Así, los ciclos mayas describirían las longitudes de las Ondas/Olas Gigantes del Océano que es la Galaxia, que es un gran Remolino que emite energía resonante desde su Núcleo/Centro/Corazón, y esa energía tiene una determinada estructura de diferentes frecuencias simultáneas que ocupan el mismo espacio, como diferentes voces de distinta frecuencia que resuenan en armonía, y tales voces tienen unas cualidades y atributos determinados que influyen en el ánimo. Así tales ondas influirían en la conciencia, en este caso de la especie humana que habita un planeta de una estrella que, como una nave/faro, atraviesa esas olas galácticas.
La longitud de estas ondas es tal que su ambiente es el espacio interestelar, el mismo por el que se traslada el Sol/Sistema planetario atravesando las ondas/olas desde el punto en que comienzan hasta el punto en que terminan mientras el planeta Tierra cumple un número determinado de días (kines) y, si es el caso, de órbitas al Sol, y este número es el que define el periodo del ciclo maya que identifica a la longitud de la onda. La onda/ciclo más pequeña se llama UINAL y está asociada a 20 días. Hipotéticamente los mayas habrían percibido los puntos inicial y final de las ondas (como la más corta Uinal), y que durante la travesía del Sol entre el punto inicial hasta su punto final transcurrían 20 días, y en esa distancia cabe un número determinado de millones de kms. Así, conociendo la velocidad de traslación del Sol (kilómetros que recorre a cada segundo), podríamos conocer la longitud de la onda o ciclo UINAL, y por tanto del resto de ondas expresadas por los ciclos mayas. De este modo, 20 días no expresa tanto un ciclo del Sol sino el periodo que tardaría el Sol en recorrer el ancho de una onda Uinal.
Esta es una percepción no sólo cronológica sino también espacial, es decir, espacial y temporal simultáneamente: espaciotemporal. Así, la longitud de la onda UINAL equivaldría a la distancia que recorre el Sol/Sistema planetario durante 20 días, es decir, mientras la Tierra cumple 20 días (otra cosa es la cantidad de millones de kilómetros que la Nave Tierra recorre en 20 días, que es una cifra menor). Los astrofísicos han calculado que el Sol se desplaza 216 kms a cada segundo. Si concedemos crédito provisional a esta cifra y hacemos un sencillo cálculo vemos que en 20 días el Sol se desplaza unos 373 millones de kms, lo cual es un poco más que el diámetro de la órbita de la Tierra.
373.248.000 (distancia recorrida por el Sol en 20 días) / 300.000.000 kms (diámetro órbita Tierra) / = 1,24
(373 millones de kms son 373 mil millones de metros, es decir que el metro sería la 373 mil millonésima parte de la onda UINAL. Como vemos, la proporción entre la onda UINAL y el metro es 373 veces mayor que entre el nanómetro y el propio metro. Es decir, al tratar con la onda UINAL, el metro se queda como algo mucho más microscópico que el propio nanómetro respecto al metro).
Así, la longitud de onda UINAL sería 1,24 veces el diámetro de la órbita de la Tierra. Estamos creando una unidad de medida cósmica llamada "Uinal" de manera que el diámetro de la órbita de la Tierra equivale a 0,8 Uinales. La onda Uinal aún sería mucho más pequeña que la propia región espacial "ocupada" por las órbitas del sistema planetario del Sol, de modo que podemos describirla como "interplanetaria". De hecho, como el diámetro del Sistema solar viene a ser de unos 11 mil 800 millones de kms, en él caben 31.6 ondas Uinal.
También podemos usar la unidad "año-luz" para medir las ondas descritas por los ciclos mayas. Teniendo en cuenta que el diámetro del Sistema solar sólo equivale a... la 801ª parte de la distancia que recorre la luz en 1 año, la onda UINAL es muy pequeña. De hecho, podríamos decir que 1 año luz es otra onda cuya longitud equivale a unas 25.300 ondas UINAL (proporcional a 25,3 kms de 25.300 metros). A su vez, dado que la Onda más amplia (CUENTA LARGA o GRAN CICLO) se compone de 93.600 ondas UINAL, tendríamos que la longitud de la onda CUENTA LARGA mediría 3.7 años luz.
Así, el punto de entrada del Sol/sistema planetario (y del planeta Tierra, y de la Humanidad) en una onda corresponde a un momento de la Historia humana, y dado que la humanidad ha creado varias culturas cada una con su calendario, tales momentos son codificables con fechas en diferentes formatos. En el caso de la Gran Onda o Gran Ciclo CUENTA LARGA, el momento de la Era Hebrea que corresponde al punto de entrada del Sol en la Onda es el año 647 de la Era Hebrea (3.113 AC), un momento en que la humanidad aún no tenía conciencia de la remota (en el futuro) "era cristiana", pues de hecho empezaría 3.113 años después. Desde entonces el Sol/Sistema solar recorrería la longitud de Onda CUENTA LARGA (y de las demás longitudes de ondas/ciclos más pequeños: 13 ondas Baktun, 260 ondas Katun, 5200 ondas Tun y 93.600 ondas Uinal) por el espacio interestelar durante 5.125 años, es decir, mientras la Nave Tierra daba 5.125 órbitas al Sol hasta el año 5.772 de la Era Hebrea, coincidente con el año 2012 de la era cristiana cuyo día 21 de diciembre se señala teóricamente como el momento "exacto" de llegada del Sol/Sistema planetario al punto final de la Gran Onda/Ciclo CUENTA LARGA, y también coincidiendo - teóricamente- con la entrada en la llamada "banda de fotones".
( http://www.gabitogrupos.com/asteromia/template.php?nm=1298580500 )
La longitud de onda de la Gran Onda CUENTA LARGA también se denomina "Rayo de Sincronización Galáctica", que podemos interpretar metafóricamente como los minutos previos a un concierto en los que los músicos de la orquesta afinan sus instrumentos o se sincronizan individualmente con ellos antes de sincronizarse colectivamente en sintonía y armonía con todos, es decir, la sincronización con la "galaxia" que es la orquesta. Y precisamente durante los minutos de afinación individual, el conjunto desafina colectivamente.
En esta imagen podemos ver una representación en detalle del 13er Ciclo BAKTUN como una Onda (azul) compuesta por 20 ondas KATUN (rojas) y que abarca la 13ª parte de la Gran Onda CUENTA LARGA (verde).
Las demás ondas/ciclos más pequeñas no las percibimos a esta escala, aunque cada onda Katun se compone de 20 ondas TUN, y cada onda Tun se compone de 18 ondas Uinal.
Y aún habrían ondas mayores que la Gran Onda. La base de los ciclos es el número 20:
UINAL = 20
TUN = 20 x 18 = 360
KATUN = 20 x 360 = 7.200
BAKTUN = 20 x 7.200 = 144.000
PIKTUN = 20 x 144.000 = 2.880.000
KALABTUN = 20 x 2.880.000 = 57.600.000
Los números 18, 360, 7.200, 144.000, etc tienen en común que sus dígitos sumados son reducibles a 9, y por tanto son múltiplos de 9 (nueve son los señores del tiempo de la cosmología maya, y podrían representar a los 9 planetas).
18 = 9 x 2
360 = 9 x 40
7.200 = 9 x 800
144.000 = 9 x 16.000
2.880.000 = 9 x 320.000
57.600.000 = 9 x 6.400.000
Y el siguiente factor expresa la progresión en potencias de 2 y en potencias de 10:
2 = 2^1
40 = 2^2 x 10^1
800 = 2^3 x 10^2
16.000 = 2^4 x 10^3
320.000 = 2^5 x 10^4
6.400.000 = 2^6 x 10^5
Así, las fórmulas que expresan la proporción y progresión de los ciclos mayas quedan así:
UINAL = 20
TUN = 20 x 9 x 2^1
KATUN = 20 x 9 x 2^2 x 10^1
BAKTUN = 20 x 9 x 2^3 x 10^2
PIKTUN = 20 x 9 x 2^4 x 10^3
KALABTUN = 20 x 9 x 2^5 x 10^4
Resumiendo y reflexionando personal e impersonalmente, los ciclos mayas vendrían a describir ondas que están más allá no sólo de la capacidad de percepción del cerebro humano (como vibración visible y audible, luz y sonido) sino de las propias máquinas detectoras y transmisoras de las largas ondas de radio. Nosotros, con la limitación del intelecto, ya no seríamos capaces de simular nuestra evolución haciendo "evolucionar" (o sofisticando) a las máquinas para que percibieran ondas mayores, y así ya no tendríamos la "autoridad científica" (la máquina, la "ciencia" en forma de máquina) con la que demostrarnos nuestra "evolución", de modo que sólo nos queda... la conciencia como genuino instrumento perceptivo de la realidad, la misma conciencia con la que cada persona se demuestra a sí mism@ su propia realidad, aunque no crea las demás ni las demás le crean. Estos aparatos son complementarios a un cerebro humano que no tiene por qué ser "incapaz de percibir más" por naturaleza sino que simplemente está saturado por redundancia o ruido formado por una "valiosa" información "basura" necesaria para la supervivencia de un mundo comercial que incluye la venta de ideas e ideologías, además de que la mente sea también una memoria contenedora de miedos y culpas, obstáculos para una percepción y experiencia transparente y sin límites (evolutiva) de la realidad. Tales ondas de tales longitudes conformarían otra dimensión de la realidad que para ser percibida requiere de una conciencia libre de obstáculos (miedos, culpas y conflictos propios de la dualidad moral) y de un cerebro no más evolucionado sino también libre de saturación/anestesia ideológica alguna. La saturación es normal en una mente íntimamente relacionada con un mundo que depende de objetos funcionales hechos de densa materia formada por ondas de corta longitud, como las de este ordenador o como la ropa con la que hemos vestido al cuerpo, o como el propio cuerpo que tanto necesitamos con sus manos para manejar esos objetos como son todas las útiles (e inútiles) prótesis tecnológicas a las que hemos conferido la condición de "valedoras" de algo que llamamos "ciencia y progreso" aunque tanto hemos ligado a lo comercial y tanto hemos basado en el intelecto como poco en la conciencia. Las ondas que el cerebro humano, aún saturado, capta son muy largas para otros seres diminutos con los que convivimos y por eso para esos seres esos objetos no tienen funcionalidad ni utilidad ninguna: no los perciben; un perro, el animal no racional más cercano al hombre (animal racional e irracional) sí puede percibir algo que nosotros llamamos "ordenador" pero él no lo llama de ninguna forma y no sabe qué es porque no lo necesita. Así nuestro intelecto es diminuto en la inmensidad de ondas mayores imperceptibles por el cerebro y por una conciencia saturada y anestesiada y por eso sanable (con amor) y potencialmente transparente. La evolución a una dimensión de la realidad de ondas de energía más largas viene a ser como si fuéramos ciegos y sordos y recuperáramos la vista y el oído, o como si nos diéramos cuenta de que no lo somos sino que simplemente teníamos una venda en los ojos y unos tapones en las orejas y nos las quitáramos, o como si espontáneamente alguna tan dura como sabia experiencia nos agitase y nos desplegase una antena que teníamos cerrada y de la cual nos habíamos olvidado.
Ver también:
http://asteromia.blogspot.com/2011/07/los-ciclos-mayas-como-ruedas.html
Resumiendo y reflexionando personal e impersonalmente, los ciclos mayas vendrían a describir ondas que están más allá no sólo de la capacidad de percepción del cerebro humano (como vibración visible y audible, luz y sonido) sino de las propias máquinas detectoras y transmisoras de las largas ondas de radio. Nosotros, con la limitación del intelecto, ya no seríamos capaces de simular nuestra evolución haciendo "evolucionar" (o sofisticando) a las máquinas para que percibieran ondas mayores, y así ya no tendríamos la "autoridad científica" (la máquina, la "ciencia" en forma de máquina) con la que demostrarnos nuestra "evolución", de modo que sólo nos queda... la conciencia como genuino instrumento perceptivo de la realidad, la misma conciencia con la que cada persona se demuestra a sí mism@ su propia realidad, aunque no crea las demás ni las demás le crean. Estos aparatos son complementarios a un cerebro humano que no tiene por qué ser "incapaz de percibir más" por naturaleza sino que simplemente está saturado por redundancia o ruido formado por una "valiosa" información "basura" necesaria para la supervivencia de un mundo comercial que incluye la venta de ideas e ideologías, además de que la mente sea también una memoria contenedora de miedos y culpas, obstáculos para una percepción y experiencia transparente y sin límites (evolutiva) de la realidad. Tales ondas de tales longitudes conformarían otra dimensión de la realidad que para ser percibida requiere de una conciencia libre de obstáculos (miedos, culpas y conflictos propios de la dualidad moral) y de un cerebro no más evolucionado sino también libre de saturación/anestesia ideológica alguna. La saturación es normal en una mente íntimamente relacionada con un mundo que depende de objetos funcionales hechos de densa materia formada por ondas de corta longitud, como las de este ordenador o como la ropa con la que hemos vestido al cuerpo, o como el propio cuerpo que tanto necesitamos con sus manos para manejar esos objetos como son todas las útiles (e inútiles) prótesis tecnológicas a las que hemos conferido la condición de "valedoras" de algo que llamamos "ciencia y progreso" aunque tanto hemos ligado a lo comercial y tanto hemos basado en el intelecto como poco en la conciencia. Las ondas que el cerebro humano, aún saturado, capta son muy largas para otros seres diminutos con los que convivimos y por eso para esos seres esos objetos no tienen funcionalidad ni utilidad ninguna: no los perciben; un perro, el animal no racional más cercano al hombre (animal racional e irracional) sí puede percibir algo que nosotros llamamos "ordenador" pero él no lo llama de ninguna forma y no sabe qué es porque no lo necesita. Así nuestro intelecto es diminuto en la inmensidad de ondas mayores imperceptibles por el cerebro y por una conciencia saturada y anestesiada y por eso sanable (con amor) y potencialmente transparente. La evolución a una dimensión de la realidad de ondas de energía más largas viene a ser como si fuéramos ciegos y sordos y recuperáramos la vista y el oído, o como si nos diéramos cuenta de que no lo somos sino que simplemente teníamos una venda en los ojos y unos tapones en las orejas y nos las quitáramos, o como si espontáneamente alguna tan dura como sabia experiencia nos agitase y nos desplegase una antena que teníamos cerrada y de la cual nos habíamos olvidado.
Ver también:
http://asteromia.blogspot.com/2011/07/los-ciclos-mayas-como-ruedas.html
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